jueves, 1 de marzo de 2007

en expulsant .... dans une catharsis


Ella me cuenta que se siente como si hoy el médico le hubiera dado el alta. Le faltan un par de revisiones, la herida todavía está delicada, ha dicho. Pero con cuidado, puede volver a hacer vida normal. Es curioso, por la mañana, por la calle, le saltan lágrimas. Y delante del ordenador, también. Ella había oído hablar de que es algo que pasa. Pero no alcanza a comprender que le pase a ella. Si solo fué un golpe, dice. Pero le caen las lágrimas y hasta le duele algo en lo más profundo de sí. Menudo es nuestro cuerpo después de nuestra mente. Y como es sensible, más. Todo pasará. Pronto volverá a estar bien, con la llegada de la primavera, volverá a sentir en el lugar donde hoy todavía tiene que esforzarse por considerar. Me lo contaba muy serena. Esperemos que las lágrimas no se cnviertan en estalactitas. ¿Pero porque duele algo que parecía tan leve? Pues porque duele, y basta, he dicho. Quizás es porque no previno tal caída. No es tal fácil ver antes desde ´lo alto que después caerás. Pero ya está. Lo peor ha pasado. Y ahora, ahora que amanezca el día. Que amanezca ya, por favor, ha dicho. Le he dicho que también la vida es para vivir con intensidad el dolor. Que lo hay de muchos tipos, ha dicho. De tants tipos como de gilipollas, he dicho. Ha sonreído, y entonces me he dado cuenta de que no sonreía, desde hacía tiempo. De ese sonreír, entendédme!... Y después nos hemos despedido. Está a salvo, sin duda. Ahora ya está. Aunque derroche un mar entero de lágrimas sin saber porqué y empiece y acabe los días bien, pasa un par de horas putas. Pero es lo que hay y lo que debemos saber, le he dicho. Que la vida continúa aunque te jodan, princesa.

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