miércoles, 14 de febrero de 2007


DANGEROUS SCÈNE – que el drama no suba de tono, por este motivo como ella digo que NO...


¿CUANDO NOS CASAMOS?


Lo cura el tiempo o Locura al tiempo



Estoy muy agradecida pero no lo quiero. Llevo un buen rato mirándomelo y he decidido que no me lo quedo. Ahora parece dulce, calmado, dócil…lo sitúo en el planeta imaginario de Debussy, tan armónico como Isao Tomita, en Arabesque nº1. Pero pasó un tiempo ya, suficiente, para haberme dado cuenta, que las cosas se transforman. Así que prefiero no llevármelo, dejarlo aquí, y arrepentirme siempre de no haberlo cogido para después soltarlo. Siento como que si lo cojo me condeno. Además, a mi me educaron para la entrega. Más tarde aprendí de cosas como son desgraciar la vida a los demás o a pensar con mala leche…. Pero lo que nace de mí en el fondo es amor, entrega incondicional, maternal, familiar. Aunque nací rodeada de modernos, y me confundí entre la modernidad. Aprendí a jugar, primero por las tardes y después por las noches, al juego del liberal, al del adúltero a tres bandas, al del soltero de oro, al de la fuente de agua que está seca, al de la femme fatale, al de la Garbo, al de las monjas los domingos, al del barrio rojo y al peor: al de ir en contra mi misma.

Tanto jugar, agoté los tiempos de recreo. Estaba a punto de sumergirme otra vez en una personalidad que no era la mía, y en mi libreta tenía apuntado que ese tipo de acciones acababan provocando un dolor en lo más interno de mí, que ya no me valía la pena. Así que el próximo fin de semana ya no ficharía más. Y algo así lo cura el tiempo. O locura al tiempo. Sigo pues sin querer llevármelo ni tres calles conmigo. Estoy bastante segura de ello, hasta me sorprendo a mí misma de la fuerza de voluntad que he sido capaz de aplicar esta vez. Que es mucha, por ser yo. Intuyo que me saldría rana. Entonces hasta este mismo instante me he contentado con compartir una cosa que no iba a tomar forma. Una cosa que detestaba profundamente. Y que a minutos a veces sigo detestando. Una cosa que si fuera propensa a las enfermedades nerviosas, me habría provocado algunas veces graves dolores sintomáticos. Debo reconocer que a veces, me froto la cara, y me digo a mi misma: no puede ser posible, esto no está pasando, nadie consiguió nunca que te enervaras tanto por un simple comportamiento o actitud. Esta vez, pasó. También a su favor debo aceptar que pocas veces alguien jugó conmigo a este juego tan común desde el mismo andamio. Ahí es donde nace y muere la escena, el peligro de la escena. Se colocó en la misma altura, viendo si mira abajo el mismo vacío, sintiendo el mismo vértigo, contemplando si pone la mirada hacia arriba, la misma distancia hacia el techo azul…y entre nosotros la misma altura. Nos la podríamos pegar por igual. Nos la pegamos por igual. Hasta ahora, era yo quién la pegaba siempre, sin sentirme orgullosa de ello. O de no ser así, es porque eran simplemente, seres más humildes, más buenos, seres que no se medían conmigo desde ningún andamio. Esta vez, a pesar de que no dudo que se trate de un ser igualmente bueno, es un ser pervertido por el tiempo, herido por la vida, agradecido al huevo que acaba por ser el mundo, feliz por lo que le entorna, pero capaz de buscar la mejor defensa para que yo no entre a formar parte de la lista de los enemigos que le hirieron.

Creo sinceramente que con tal de no complicar las cosas, para que no lleguen jamás tan lejos o tan cerca de nosotros, no será necesario hacerse daño. Porque también existe el amor entre esto que me ofreces y yo. Pero aún y así, no me lo llevo.

Es un amor, que huyendo de todo significado rosa, cumple con las dos vocales y las dos consonantes. Un amor que llena de significado la palabra, y que tiene un poco de varios amores. No es ni el único, ni duradero me temo, ni sabido anteriormente en mí caso, ni clásico. O clásico si, todavía no lo sé reconocer.

Es un amor que se encuentra en la fase más próxima al odio, tanto, que a veces de pronto se encuentran pisándose entre ellos. Es un amor también pero sano, adulto, respetuoso, creo yo. Hay una voluntad, disposición previa de ambos a dejarse y permitirse un espacio propio, un jardín privado. Además de aceptar que hay un pasado cierto y un presente paralelo que aunque no vaya en contra, crece de la misma manera.

Lo cogería. Acepto que me arriesgaría. Pero sintiéndolo mucho, ya se lo he dicho, lo dejo aquí. Otro, otra, otros y otras vendrán con más ganas, se lo tomarán en serio porque que la vida iba en serio, lo aprende uno más tarde…como dice el poeta. Pero yo prefiero irme de aquí, con las manos vacías, no saciada pero segura. Soy así. Nadie dijo que fuera lo más inteligente, pero no puedo evitarlo.

También es un amor (me parece que) cimentado a partir de unos roles que, entre usted y yo, ¿quién dijo que fueran los naturales? Pero ya que me pregunta, a lo que a veces no me puedo resistir ni por un instante, es a aquella mente madura, adulta, que sabe sobrellevar las situaciones como yo he soñado antes que se tienen que llevar. Entonces ahí, me encaja una pieza de pronto con tanta fuerza que me quedo pensando dónde había estado escondido él y dónde están hoy los demás que esperando que existan con fuerza, se parecen a él.

Lo miro y lo leo y me parece guapo. Depende de su conjunto del día, más guapo todavía, pero lo que más me gusta es esa capacidad para mí un poco sobrenatural de a veces ser el rey y presidente que encabeza la mesa. Puede que sea en silencio cuando ocurre esto, no me refería a un líder de grupos, más bien eso me termina cansando, hablo de un poder que uno lleva dentro, de un equilibrio –sea innato, sea adquirido-, (que muchas me dirían que es un papel), que yo me creo desde el principio y que además -de ser un papel-, valoro por dos motivos: porque es un buen trabajo de interpretación, y porque un buen papel, a raíz de esforzarse y trabajarlo mucho, uno se lo puede acabar creyendo y tomarlo como algo más propio que lo auténtico que nace de uno mismo y a veces pagaríamos por censurar.

Me atrae la libertad. Es a partir de ella que uno toma compromisos. Si los quiere tomar, claro está. Me gusta sentir que puedo escoger, que nadie me prohíbe nada, que de entre todo pueda a cada nuevo minuto volver a escoger. Y bueno, estoy aquí, he venido a ver si me lo quedaba, porque últimamente de entre mil planes, mil amantes, mil poesías y mil incertidumbres con vocación de paraíso, de nuevo, lo he escogido a él, y jamás por ser lo fácil. Alguna vez me asombra su habilidad por intuirme. El otro día hablábamos y digo: pero….y me dice, sí, y me da una respuesta. Y era la que yo buscaba. ES algo sencillo, muchas personas podrían haberme dado la devuelta en aquél momento, pero él……él me llega con sorpresa casi siempre. De eso andaba yo falta hace ya un tiempo. O no tanto. No lo sé. No quiero ver como patino. Yo no quiero patinar. No me gusta.

No hay comentarios: