martes, 9 de septiembre de 2008

MIS ODAS PARA ESTRICTOS
Cetirizina cinfa 10 mg recubiertos, ¿porque hay sangre en su pelo?
Y mientras Zaragoza se abre al mundo, buenos días tristeza.
Y suene la Lucinda que suene, breves recordatorios para África...
Visto de cerca un cacharro contra Batista en la sierra maestra que colorea un plano siempre verde camuflado con sus flores retrospectivas.
Bujeros en las axilas que tiene una camiseta roja, futones vistos boca abajo y aquellas torres
para millonarios del petróleo.
También books de faces y quejas sobre equivocaciones de sabores que nunca se elevan.
Detalles, presentes, regalos que se disfrutan sin palomitas.
El arte de la guerra, los revolucionarios con amor y miles de calcetines sin emparejar.
Tardes de lunes que suman, mejillas donde chocar las propias y alli, al lado, crece una luz.
Y el orgullo (no gay) de sentirse por fin atrapado por la grandeza y el no miedo de querer permanecer allí.
Determinados anteriores con mandos a distancia y la página presente de un mundo de tesoros con tres oros.
La gravedad del respeto que duele unos días después y aquellos gestos secretos que se comparten con sabiduría sobresaliente.
Amamos los paisajes posibles, los hombres plausibles.
Repartos a medias de noches sin héroes y héroes generosos que no nos retiran la palabra.
De nuevo, algunos sueños maravillosos y el olor que tiene un otoño que no acaba de romper.
Se pierde entre la arena de los relojes la angustia y cualquier camino que lleva hacia tí ahuyenta las cosas sin importancia.
Y si no te dí las gracias, sweet baby, es porque ha llegado ese punto en que cansados estamos de buscar respuesta a cada cumbre.
Sensaciones que prestan la gracia de volver a dormir acompañado, y la ilusión de saber que haber existido tan cerca, ya lo explica todo.
Y los palos de Roberto y los que nos ahorramos cuando estamos delante de tu don.
Mi color considerado, y tu sonrisa descreída, se van los fantasmas y me agacho con diálogos para estar aquí.
¿Cuánto queda para que me la coma doblada?
Mi imagen verá como se sufre cuando te vayas, pero habrá valido mucho más lejos que la pena, haber sido abrazada por tu alma.
Un aplauso te brinda aquella sombra mía a la que le devolviste poco a poco y con humildes silencios, las ganas de mirar al sol de cara.
Ya no hay Roma sin SOFA, ni SOFA sin Coliseo.
Me atrevo a (a) firmarlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jueves. 06:00
luegh me cuentas si dentro de 100 años entenderan algo