han vuelto aquellos tiempos tristes llenos de lágrimas y solitarios en los que mirar por la ventana era ya mucho, han vuelto los fantasmas tétricos y el miedo cena esta noche en la casa de la moza que sin pudor lo dio todo al horizonte otra vez, (otra vez lo había dado todo) y otra vez, cayó sermón del señor Dios. El final del ruego ya se ha esfumado y ahora queda empalmar trenes sin levantar la vista del fragmento en el que ella es minimamente feliz con tal de no quedarse ciega cuando se mire los pies y descubra que ha sido otra vez él...
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