Y sé que es, y renuncio a que sea
y me marcho, suave, despacio, lenta, sedienta
pero repuesta en la sabiduría de aquél honor injusto
porque aquí los tenemos superiores desde que nacimos.
Contenta, sofisticada, cerciorada
agradecida sin parada
Luz dorada, la que se vino siempre a mi sombra
duros de digerir sus fracasos
amables de ingerir estos éxitos.
Pena, queja...
áspera burla.
lunes, 13 de julio de 2009
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