jueves, 5 de febrero de 2009

Al cerrar los ojos aparecen los bosques.
Hoy son de una niebla negra y vacía.
Dan mucha angustia.
Y ya doler puede poco.

El errante goliardo muere tras despedirse el día
y en el espacio que falta nace otro pícaro apurado

Cae en la cuenta entonces la agonía que ya no será más agonía
Aquél cristal vidrioso queda descompuesto
allí van a reunirse en grupo los vigores diamantinos

A un lado la prisa y pretendida alegría
y en ninguno, transparente se distingue un alma que llamea

¡luces, luces, luces!...
no hubo con los ojos abiertos función.

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