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viernes, 28 de noviembre de 2008
martes, 18 de noviembre de 2008
jueves, 13 de noviembre de 2008
martes, 11 de noviembre de 2008
lunes, 10 de noviembre de 2008
viernes, 7 de noviembre de 2008
POBRES...
CONSEGUIMOS QUE LA RABIA NO SE NOS COMA POR DENTRO.
Y AL FINAL, GRACIAS A ALGUNA PARTE DE NOSOTROS QUE ELLOS NO TIENEN, ACABAN POR DARNOS PENA... MUCHA PENA.
Y LA PARTE BUENA ES QUE DE ALGÚN MODO LES AGRADECEMOS QUE NOS LO HAYAN MOSTRADO TAN DE CERCA PARA ASÍ A PARTIR DE AHORA PODER REHUSARLO BIEN.
Y NOSOTROS SEGUIREMOS ADELANTE SIN NECESIDAD DE VIDAS-TRASPLANTE Y CON ALGO MÁS DE TALANTE.
POBRES...
(que descanso, es verdad que si escribes sobre lo que te corroe por dentro , se te va, se lo queda el blog....)
Cerca de Tokio vivía un gran samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación. Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío. Todos juntos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío. Todos juntos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
-¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?
El maestro les preguntó:
El maestro les preguntó:
-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio?
-A quien intentó entregarlo, respondió uno de los alumnos.
-Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos, -dijo el maestro-, cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.
-Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos, -dijo el maestro-, cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.
jueves, 6 de noviembre de 2008
miércoles, 5 de noviembre de 2008
lunes, 3 de noviembre de 2008
Si fuera que llega mi invierno
Y después viene un costipado, un estado gripal, un dolor de garganta...
pero la suerte es que en el interior de las enfermedades un pájaro, canta
Difícil es codificar sentimientos que fluctúan sin parar
Y una vez más, y ahora ya de pie, encuentro aquella voz que habla
es mía y para mí, parece sincera, ¿por qué me iba a engañar?
Llega el invierno que es frío, que es gris,
el invierno que tan culpable se debería sentir de poner impedimentos
el invierno, un buen sitio para recogerse y esperar la primavera.
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